Un colectivo de murgas de toda la provincia
está en pleno proceso de elaboración de un proyecto de ley que intentará darle un
aval jurídico específico a sus actividades para protegerlas de las
restricciones que actualmente sufren en diferentes municipios. La iniciativa
busca complementar a la Ley 13.056, que garantiza el derecho de acceso a la
cultura a todos los habitantes de la provincia y apoya a las manifestaciones
culturales que afirman la identidad local, regional, provincial y nacional.
Victor Risso, integrante de la murga Los que quedamos de Ituzaingó y del colectivo Murgas Independientes de Buenos Aires
(MIBA), comentó que lo que se pretende es que se pueda ensayar y hacer un
festejo con los vecinos de carnaval sin ser interrumpidos por la policía. En
diálogo con Comunidad Al Palo!,
explicó: “somos un grupo de vecinos que nos juntamos a tocar, que tenemos un
laburo social, artístico, de raíces culturales muy fuertes y con legitimidad en
el barrio, pero no tenemos legalidad”.
En encuentros anteriores, las murgas que
integran el MIBA definieron su intención de que la ley sea de carácter
autónoma, evitando entrar en el juego de la política partidaria. Se prevé que el
proyecto que impulsan sea presentado a fin de año ante todas las fuerzas políticas
con representación en la legislatura provincial. Con esta propuesta se pretende
buscar una solución a las distintas necesidades que tienen las murgas de distritos
como Merlo, La Matanza, Tigre, 3 de Febrero, entre otros, en los que no
pudieron desarrollar sus actividades plenamente.
En la actualidad, son muchas las murgas que expresan
su deseo por ser “la voz del barrio” o “un medio de expresión” para contar la
realidad que viven. Pero según Risso, sufren un vaciamiento de contenido porque
muchas de las murgas “se tienen que guiar con punteros políticos en muchos Municipios
y en sus desfiles no dicen nada, no cantan, no tienen un simbología concreta”.
Al respecto, Risso agregó que existe mucha ambigüedad en los discursos políticos porque, por un lado, expresan que las murgas pueden actuar con normalidad pero por el otro “les caen cuatro patrulleros y no pueden armar el corso”. Por experiencias de este tipo es que consensuaron la necesidad de presentar la ley en forma autónoma, y que a partir de ella se considere a las murgas como espacios sociales claves para el desarrollo de la cultura barrial.
Al respecto, Risso agregó que existe mucha ambigüedad en los discursos políticos porque, por un lado, expresan que las murgas pueden actuar con normalidad pero por el otro “les caen cuatro patrulleros y no pueden armar el corso”. Por experiencias de este tipo es que consensuaron la necesidad de presentar la ley en forma autónoma, y que a partir de ella se considere a las murgas como espacios sociales claves para el desarrollo de la cultura barrial.
Aire de barrio
A mediados de los 90 las murgas empezaron a
ser integradas también por las clases medias, hecho que enriqueció el cruce de
identidades propio de esos espacios. No obstante, en muchos casos los movimientos
culturales tienen que ver con el ser marginal, imprimiéndole valores y
visibilidad a los problemas que afectan a los sectores sociales más vulnerables.
Por último, el integrante de “Los que
quedamos…” hizo hincapié en la cultura murguera como forma de vida, y al
respecto dijo: “Acá no hay directores, acá todos tenemos algo para enseñar y
algo para aprender; es increíble la integración de franjas etarias que tiene la
murga, todas las generaciones pueden ser parte, es una construcción colectiva”.