Surgió en septiembre como un nuevo colectivo de
fotógrafos autogestionados que trabajan con lógicas similares a las de otros
grupos ya existentes, entre ellos M.A.F.I.A., la cooperativa de fotógrafos
Sub y –a nivel latinoamericano– el Colectivo Las Niñas. En ese
contexto de movimientos de imagen, este nuevo grupo se conformó en La Plata para
empezar a hablar sobre lo que sucede en la ciudad, transmitiendo sus intereses y
sus búsquedas a través de la fotografía.
Sus primeras coberturas fueron la
movilización por el octavo aniversario de la desaparición de Jorge Julio López
y la intervención callejera realizada por el colectivo artístico Pólvora al cumplirse un año y medio de la inundación
del Gran La Plata. Ambas fueron el punto de partida para que los integrantes de
SADO comiencen a plantearse qué cubrir, qué transmitir y qué agenda marcar.
"Ahora estamos hablando con las huertas
orgánicas que hay en Parque Pereyra y con algunas cooperativas de trabajo de
nuestra ciudad que no son muy conocidas, como es el caso de un jardín de
infantes ‘cooperativizado’ por las maestras jardineras", comentó el
fotógrafo integrante de SADO Daniel Ayala, conocido también como Danpeople. En ambos casos se trata de coberturas
de hechos o experiencias que no están en la agenda mediática y que el colectivo
busca ‘descubrir’.
El fotógrafo remarcó a su vez la importancia
de que el colectivo se encuentre integrado por personas que vienen de diferentes
lugares, lo que abre el abanico de estilos fotográficos que van desde lo
artístico al fotoperiodismo, y agregó que "esas diferentes miradas con
distintas inquietudes” permiten que se vayan conociendo y vayan estableciendo
dinámicas de trabajo. “Es entender qué le llama la atención a otros y a uno
mismo, que todos tengamos voz y voto, y que justamente el conocimiento entre
nosotros nos haga hacer de este proyecto algo orgánico y viviente que camina
solo", sintentizó.
El placer del displacer
Imagen de la cobertura de la movilización por el 8° aniversario de la desaparición de Jorge Julio López. |
Respecto a la elección del nombre SADO,
Ayala explicó: "Estábamos en esa idea de que finalmente muchas veces las
cosas que uno celebra terminan teniendo unas bambalinas de angustia... si uno
mira las celebraciones que tenemos en los encuentros, tienen una raíz un poco
extraña". En el caso de López, por ejemplo, definió como algo romántico el
hecho de que la gente se empodere del espacio público y salga a pedir justicia,
pero al mismo tiempo destacó que el trasfondo de ese acto “es que desapareció
una persona".
Del mismo modo citó a la intervención del
Colectivo Artístico Pólvora, que se enmarca en la una búsqueda de la memoria
colectiva sobre lo que fue y sigue siendo el 2 de abril. "La rebeldía en sí es un hecho que lo definiría como hermoso",
destacó sobre este tipo de acciones colectivas, y volvió a contrastar con
aquello otro que está por detrás: “El Estado está ocultando identidad
nuevamente a través de sus fuerzas represivas y administrativas como son la
morgue y la policía”.
"Nosotros muchas veces nos encontramos
haciendo coberturas justamente desde la esperanza. En el fotoperiodismo y en la
fotografía documental hay algo de eso de la imagen bella, de algo que nos puede
conmover pero que a la vez tiene un mensaje por detrás que es eso, el placer
del displacer, aquello que nos hace bien y a la vez nos hace mal”.